En el mundo del TaiChi, la armonía no solo se encuentra en los movimientos fluidos y la conexión con la respiración, sino también en la observancia de normas y conductas específicas durante una práctica que requiere de una cierta disciplina.
Partimos de la base que no significa lo mismo practicar TaiChi para uno mismo o meditar en movimiento, que entrenar o practicar para instruirte y aprender en grupo en una Escuela.
Muchos pueden estar en desacuerdo al leer precipitadamente el título, pero aunque existen diversos Centros de TaiChi que no las contemplen de la misma forma, estas normas desempeñan un papel crucial en la creación de un entorno propicio para el aprendizaje, la concentración y el respeto mutuo, especialmente para una instrucción en grupo.
Por ejemplo, cuando nuestra Escuela realiza prácticas de forma libre en el parque o en el campo, estas reglas de conducta quedan reducidas al sentido común del saber estar. Cuando practicamos en un horario y espacio restringido un entrenamiento que forma parte de un programa establecido la cosa cambia.
En el pasado ya hemos hablado de algunas recomendaciones para tu primera clase pero este post pretende enseñaros a cómo deberíamos comportarnos, no solo en tu primera clase, sino en cualquier clase de TaiChi.
1 – Vestimenta Apropiada
La elección adecuada de vestimenta en la práctica del TaiChi no solo responde a una cuestión estética, sino que desempeña un papel esencial en la comodidad y eficacia de la experiencia. La vestimenta tradicionalmente asociada con el TaiChi refleja la serenidad y la simplicidad, facilitando la libertad de movimiento y permitiendo una conexión más profunda con la práctica.
Al utilizar prendas holgadas y cómodas, los practicantes pueden enfocarse en los movimientos fluidos y la respiración consciente, evitando restricciones innecesarias.
Además, la vestimenta contribuye al ambiente respetuoso de la clase, donde todos se sienten cómodos y enfocados en su práctica personal. La elección consciente de vestimenta no solo es una muestra de respeto hacia uno mismo, sino también hacia los compañeros de clase y el instructor, creando un espacio donde la atención se centra en el arte del TaiChi y la conexión con el presente.
Este punto aumenta aún más su importancia si la Escuela en la que practicamos dispone de una uniformidad específica como en la nuestra, por lo que en este caso no habrá duda en la elección y deberemos seguir las recomendaciones e indicaciones del profesor.
2 – Puntualidad
En el mundo del TaiChi, el tiempo es más que una simple medida cronológica; es un componente valioso para aprovechar al máximo cada sesión de práctica. La puntualidad no solo es un gesto de respeto hacia el tiempo de los demás, incluido el Instructor, sino que también establece el tono para una experiencia armoniosa y sin interrupciones.
Llegar a tiempo a la clase de TaiChi permite a los participantes sumergirse de inmediato en el estado mental adecuado. La transición tranquila desde la vida cotidiana a la práctica del TaiChi es esencial para cultivar la concentración y la conexión con el cuerpo y la mente. Además, respetar el horario establecido contribuye a la creación de un ambiente sereno y colaborativo, donde todos los presentes pueden disfrutar plenamente de los beneficios de la disciplina.
3 – Respeto hacia el Instructor y Compañeros
En el tapiz, el respeto es el hilo que teje una experiencia colectiva enriquecedora y armoniosa. Este respeto se manifiesta de diversas maneras, pero encuentra su máxima expresión en la consideración hacia el instructor y los compañeros de clase. Reconocer y honrar el conocimiento y la guía del instructor es esencial para el proceso de aprendizaje, creando un ambiente donde la enseñanza fluye sin obstáculos.
Durante la práctica, el respeto hacia los compañeros se traduce en la conciencia de su espacio y la colaboración para mantener un ambiente de calma y concentración.
Evitar distracciones innecesarias y actuar con cortesía refuerza el sentido de comunidad en la clase de TaiChi. Este ambiente respetuoso facilita no solo el aprendizaje individual sino también la conexión grupal, transformando cada sesión en una experiencia colectiva gratificante.
Evita ofrecer correcciones sin ser solicitado, especialmente en un entorno de clase. En realidad, la corrección es responsabilidad del instructor y deberías abstenerte de hacerlo, a menos que se te haya pedido expresamente. Sin embargo, si percibes que existe un riesgo de lesiones o que alguien no está aprovechando correctamente el ejercicio, lo más recomendable es informar al profesor para que pueda realizar las correcciones necesarias.
La seguridad y la eficacia de la práctica son prioridades, y la intervención del instructor garantiza una orientación adecuada.
Instruir a un compañero no es siempre una ayuda
Los practicantes más veteranos deben colaborar en la adopción de las normas o recomendaciones, así como en las propuestas en la medida de lo posible sin usurpar el papel del Instructor. Si un compañero con poca experiencia te solicita ayuda debes comentarlo con el profesor, porque de esta forma el conocerá y sabrá afrontar las necesidades o dificultades particulares.
Instruir fuera de las clases a un grupo de compañeros sin el consenso de la Escuela puede, de forma inintencionada, desorientar al alumnado y desvirtuar la metodología subyacente del profesor.
Por otro lado, un Instructor puede y debe ser amable, facilitador y asertivo durante las clases, pero durante el entrenamiento debe mantener al margen el vínculo de parentesco o amistad que pueda existir fuera de ellas. El verdadero Maestro en las Artes marciales externas o internas, lo es en todo momento y a pesar de tus deseos no es tu amigo ni deberías mostrarle signos de ello.
4 – Aprovecha Cada Compañero como una Oportunidad de Aprendizaje
En las prácticas en pareja, no existe la noción de compañeros “malos”. Cada interacción ofrece valiosas lecciones. Si tienes la fortuna de colaborar con alguien más habilidoso, aprovecha la oportunidad para sumergirte en un contexto enriquecedor. Incluso cuando te toca trabajar con alguien de menor nivel, no desesperes.
Esta situación te brinda la oportunidad de perfeccionar tu técnica y guiar a tu compañero táctilmente, contribuyendo a su proceso de aprendizaje. Aunque enfrentarte a alguien sin experiencia puede presentar desafíos, relájate y céntrate en lo que puedes controlar. Utiliza estos momentos para detectar posibles mejoras en tu técnica.
5 – Apoya a tu Escuela
Contribuye en la medida de tus posibilidades para respaldar a tu Escuela. Más que simplemente un lugar para recibir lecciones, la Escuela representa una comunidad cuyo sustento depende del respaldo de todos sus integrantes. Participa activamente en exhibiciones, competiciones o eventos, y motiva a tus compañeros a sumarse. Brinda tu ayuda siempre que sea posible al grupo y a tu profesor, siempre que te sea solicitada y de forma consensuada. Colaborar de esta manera fortalece el sentido de comunidad y contribuye al desarrollo conjunto de la Escuela.
6 – Concentración y Atención Plena
En el suave fluir de los movimientos del TaiChi, la concentración y la atención plena son las brújulas que guían a los practicantes hacia una experiencia más profunda y significativa. La concentración implica dirigir conscientemente la mente hacia la ejecución de cada movimiento, mientras que la atención plena implica una conexión total con el momento presente. Ambas son clave para desbloquear los beneficios terapéuticos y espirituales del TaiChi.
Durante la práctica, la concentración en la respiración y en los movimientos precisos permite a los participantes liberar tensiones y calmar la mente. La atención plena, por otro lado, fomenta una conexión más profunda con el cuerpo, mejorando la coordinación y la eficacia de cada movimiento. Juntas, estas dos habilidades crean un estado mental propicio para absorber las lecciones del TaiChi y cultivar una mayor conciencia de uno mismo.
Es importante recordar que la concentración y la atención plena no solo benefician la práctica individual, sino que también contribuyen al respeto hacia el instructor y los compañeros de clase al crear un ambiente donde la enseñanza y la aprendizaje fluyen sin interrupciones.
El silencio al entrar en el espacio de práctica y especialmente al inicio de las sesiones, es indispensable para inducirnos al trabajo interno procurando nuestra plena atención.
7 – Comunicación Clara
En el silencioso diálogo del TaiChi, la comunicación no verbal juega un papel fundamental, pero la expresión verbal también desempeña un papel crucial para enriquecer la experiencia de aprendizaje. La comunicación clara dentro de una clase es esencial para comprender y aplicar las técnicas de manera efectiva, fomentando un ambiente de colaboración y comprensión mutua.
La claridad en las instrucciones del profesor es fundamental para garantizar que los participantes comprendan y ejecuten correctamente cada movimiento. Del mismo modo, los practicantes también pueden beneficiarse al expresar cualquier pregunta o inquietud de manera clara y respetuosa. La apertura a la comunicación contribuye a un ambiente donde se fomenta el aprendizaje continuo y la mejora constante.
Compartir experiencias y conocimientos, así como ofrecer y recibir retroalimentación de manera constructiva, contribuye a un entorno en el que todos pueden crecer y desarrollarse juntos.
8 – Seguridad y Prevención de Lesiones
En el delicado equilibrio de esta disciplina, la seguridad y la prevención de lesiones son pilares fundamentales que sostienen una práctica continua y saludable. Aunque el TaiChi se caracteriza por movimientos suaves y fluidos, es esencial abordar estos aspectos para garantizar que los practicantes puedan disfrutar de los beneficios a largo plazo sin riesgos innecesarios.
El respeto por los límites personales y la escucha atenta de las señales del cuerpo son principios clave en la seguridad durante su práctica.
Los participantes deben estar conscientes de sus propias capacidades y adaptar los movimientos según sea necesario para evitar tensiones o lesiones. Además, seguir las instrucciones del Instructor sobre la postura y la alineación adecuadas contribuye significativamente a prevenir lesiones.
La prevención de lesiones también se relaciona con el respeto hacia los demás en la clase. Ser consciente del espacio personal de los compañeros y practicar con cuidado ayuda a crear un entorno seguro y colaborativo.
9 – Uso Apropiado del Espacio
Respetar el espacio personal de los demás y comprender cómo interactuar de manera efectiva con el entorno contribuyen significativamente a una experiencia de TaiChi fluida y sin interrupciones.
Durante la práctica, es crucial mantener una distancia respetuosa con los compañeros, evitando invadir su espacio personal. Esto no solo promueve un ambiente de respeto, sino que también contribuye a la seguridad al prevenir colisiones innecesarias. Mantener un flujo suave y continuo de movimientos requiere que cada practicante sea consciente de su posición en relación con los demás.
Además, el uso consciente del espacio contribuye a la eficiencia de la clase. Alinear adecuadamente a los participantes y respetar las indicaciones del Instructor sobre la disposición en el espacio ayudará a optimizar la enseñanza y a maximizar los beneficios individuales y grupales.
Un espacio para una práctica interna como el TaiChi o el QiGong es un espacio sagrado para ti y tus compañeros y en el que debe prestarse plena atención, por lo que no debe sorprenderte que no deba ser utilizado para comer o beber durante el breve espacio de tiempo que dura la sesión.
10 – Mantenimiento de la Energía Positiva
En la danza tranquila del TaiChi, la energía positiva actúa como un catalizador, infundiendo vitalidad y armonía en cada movimiento. El mantenimiento de una energía positiva no solo añade una dimensión emocional enriquecedora a la práctica, sino que también mejora la conexión entre cuerpo y mente, creando un ambiente propicio para el crecimiento personal y colectivo.
El respeto mutuo, la concentración, la comunicación clara y la atención a la seguridad forman la base de esta energía positiva. Al sostener estas actitudes, los practicantes contribuyen no solo a su propia experiencia sino también a la experiencia de toda la clase. La energía positiva es contagiosa y se multiplica cuando cada persona la aporta conscientemente.
El TaiChi es más que una serie de movimientos; es una oportunidad para cultivar una mentalidad positiva que trasciende la práctica misma. Al finalizar cada sesión con gratitud y respeto, se sella la experiencia de TaiChi como un acto colectivo de bienestar y crecimiento.
Nacido en Terrassa, Barcelona, el solsticio de verano de 1967. Discípulo directo del Maestro taoísta Zhang XiuMu, formando parte de la 13ª Generación de Wudang Zhao Bao Taiji Quan e incluido en la familia taoísta en la facción de la Puerta del Dragón (龙 门派) como discípulo de la 26ª Generación (张崇吉). Técnico Deportivo de Nivel 1 inscrito en el Registro Oficial de Profesionales del Deporte de Catalunya (ROPEC) con el número 035304. 5º Duan de TaiJi Quan y Maestro Entrenador Nacional colegiado por la Federación Española de Kung Fu, Wushu, TaiJi Quan y QiGong, Master Honorífico reconocido por la International Martial Arts Federation – International Kung Fu Federation – IMAF IKFF. 3er. Dan de Taekwondo, Entrenador Regional y Árbitro Nacional por la World Taekwondo Federation. Fundador de la Asociación Deportiva de Taiji Quan Yùyán® y miembro de la Asociación Hispano China de Taiji - Wudang Quanfa Yanji Hui. Graduado en el Área Psicofísica de Naturopatía. Titulado en Reflexología, Acupuntura y Digitopuntura, instructor de Feng Shui, Reiki Usui Shiki Ryoho y Terapeuta Tuina y QiGong por el Instituto de Medicina China de Barcelona, siendo miembro de la Asociación de acupuntores y profesionales de la Medicina China Practitioner's Register a través de la Fundación Europea de Medicina Tradicional China, PEFOTS. Autor de la novela Yùyán. Una pequeña alegoría, donde muestra los valores y fundamentos del TaiJi, destinando los beneficios actualmente a la Asociación de Discapacitados La Oka en Terrassa.
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