1. Sostener el Cielo con las dos manos
Con el cuerpo erguido, las dos manos ascienden al tiempo y por delante, fijándonos en ellas y alzándolas por encima de la cabeza. Estirando con suavidad todo el tronco y los brazos con las palmas giradas ahora hacia arriba, inhalaremos con serenidad en este punto para bajarlas de nuevo mientras exhalamos lentamente.
Con este primer movimiento del Ba Duan Jin regulamos los Tres Hogares o Triple Calentador, es el denominado San Jiao y en el cual no encontraremos equivalencia en la anatomía occidental puesto que es el encargado de coordinar la transformación y transporte de la Energía Vital, del Qi. Estimulamos además los canales energéticos que transcurren a lo largo de todo el cuerpo, así como columna, extremidades, caja torácica y los músculos de la espalda. Ayuda a centrarnos, acercándonos con mayor facilidad a la calma y la serenidad.
2. Apuntar al halcón con el arco tensado
Los pies se separan un poco más y las rodillas se flexionan en la postura denominada Ma Bu o “montar a caballo”, procurando recrear un arco con las piernas. Dependerá del nivel de exigencia o del grupo con quien estemos trabajando para realizar una mayor apertura de las piernas, en este y en posteriores ejercicios que repitan la misma postura. La espalda se encontrará erguida, girando la cintura relajada hacia un lado al tiempo que simulamos apuntar con un arco y una flecha hacia un punto imaginario en el horizonte. Tensaremos este arco imaginario mientras los dedos índice y pulgar con los que apuntamos al halcón se estiran en un ángulo recto. Mientras tanto el otro brazo tira con el codo hacia atrás abriendo el tórax e inhalando.
A continuación, a modo de simular soltar la flecha, exhalamos y relajamos la ligera extensión de los brazos retomando la posición original, siempre de forma acompasada y con fluidez, procurando entre cada ejercicio una transición suave y circular. Repetiremos el mismo movimiento hacia el lado contrario. Con esta Joya estimulamos y fortalecemos principalmente las funciones del Meridiano del Pulmón e Intestino Grueso, las emociones asociadas como el apego, además de mejorar la coordinación y trabajar la lateralidad.
3. Separar el Cielo y la Tierra
Llevamos con lentitud las manos a la altura del vientre a forma de sostener una esfera, y desde este centro desplazaremos una palma hacia el cielo, empujando con suavidad hacia arriba. Al mismo tiempo desplazaremos la otra palma hacia abajo, hacia la tierra y toda la parte anterior del cuerpo quedará suavemente estirada. La mirada la dirigiremos hacia el lado de la mano que baja hacia la tierra e inhalaremos con conciencia en esta parte del trayecto. A continuación y siempre de forma ininterrumpida, las manos vuelven al lugar de partida, al centro, mientras realizamos una exhalación lenta y encadenando el movimiento hacia el lado contrario.
Regula las funciones del Meridiano del Bazo-Páncreas y Estómago, drenando el Qi estancado en ellos. Cuando estiramos una mano hacia arriba y la otra hacia abajo al mismo tiempo y relajando a continuación, activamos con esto el tejido conjuntivo hacia las diagonales, lo que proporciona un suave masaje sobre los órganos que están situados en la zona central. Separar el Cielo de la Tierra ayuda a alejarnos de la ansiedad y los bloqueos, cultivando la comprensión, la empatía y la tolerancia.
4. Volver la vista atrás
Insisto en recordar las diferencias en las ejecuciones, pero además en el nombre con que se definen. Este cuarto ejercicio del Ba Duan Jin también es conocido como Volver la vista atrás para evitar consumirse o Ver alejarse las 5 enfermedades y las 7 pasiones.
Deberemos tratar de girar la cintura hacia un lado y otro, procurando alcanzar la máxima torsión sin exceso, de forma progresiva y relajada, suavizando todas las articulaciones y manteniendo el cuerpo erguido. Iniciaremos el movimiento con la cintura, para proseguir con el cuello y por último con la mirada, todo ello mientras inhalamos pausadamente. Llegado este punto y sin interrupciones, mientras dirigimos la vista unos grados más hacia atrás hacia el Norte, exhalaremos con lentitud, retrocediendo el camino, -mirada, cuello y cintura-, hasta quedarnos de nuevo en la posición de partida.
Diferentes versiones nos indican que las manos pueden estar ligeramente entreabiertas por delante, con los brazos relajados, o bien abriendo ligeramente los brazos hacia los lados con las palmas hacia adelante. En un caso nos servirá de ayuda para realizar el giro marcando la dirección con las palmas y en el segundo podemos incluir o enriquecerlo con elementos de trabajo psicomotriz. En otras ocasiones incluso podemos realizar una amplia apertura de piernas para ejecutar una intensa pero controlada torsión de la articulaciones, de la cintura y finalmente de la mirada, pero esta versión será tan solo recomendable bajo el control y corrección de una supervisión presencial.
De acuerdo a la denominación, comentar que esta Joya procura el refuerzo de las 5 funciones orgánicas principales (hígado, corazón, bazo, pulmones y riñones) y que pueden verse a sí mismas perjudicadas por el exceso de las 5 energías climáticas (viento, calor, humedad, sequedad y frío), se dice albergan las 5 almas (Hun o subconsciente, Shen o conciencia, Yi o lógica, Po o instinto y Zhi o determinación) y estas generan los cinco sentimientos (relacionados cada uno con los Cinco Elementos: Madera: intuición, Fuego: júbilo, Tierra: seguridad, Metal: equidad y Agua: voluntad) que desembocan así mismo en las 7 pasiones: ira, euforia, preocupación, tristeza, obsesión, miedo y conmoción. Con la torsión del cuello de forma controlada estimulamos la zona cervical y al globo ocular, beneficiando el sistema nervioso central.
Esta práctica altamente saludable alivia además el dolor de cabeza y armoniza además los meridianos del hígado y la vesícula, alejando la energía perversa retenida en este lugar a través de la mirada. Es notablemente calmante, serenando y apaciguando el carácter, por lo que es indicado también para combatir el nerviosismo y los estados de alteración mental.
5. Oscilar la cabeza y balancear el torso.
Aunque la recomendación inicial es seguir las pautas indicadas en el video correspondiente a este apartado, propongo aquí dos formas de ejecución en provecho de las distintas versiones ofrecidas. Podremos intercambiarlas dependiendo de las capacidades o limitaciones de cada persona o grupo, o bien alternarlas en distintas ocasiones para enriquecer nuestros conocimientos.
OPCIÓN 1) De acuerdo al video, el ejercicio recibe la denominación sencilla de Balancear el torso. Para ejecutarlo separamos las piernas en la posición denominada de arco, Ma Bu o de montar caballo y desplazaremos el peso lentamente de un lado a otro acompañando la mano como si se tratara de un barrido y a la altura del pecho, mientras la otra mano se sitúa apoyada en la cadera. Alcanzado uno de los lados intercambiaremos el peso a la pierna trasera, recreando finalmente un suave empuje con la mano contraria y reiniciando el desplazamiento de nuevo hacia el otro lado.
OPCIÓN 2) La otra versión, más tradicional, la observamos en las fotografías a continuación, tratándose de una forma de ejecutarlo más simple y adecuada para grupos con capacidades diversas, evitando siempre excesos en la torsiones o inclinaciones. Para realizarlo colocamos las piernas inicialmente del mismo modo que en el anterior, en la posición de arco y apoyando ambas manos encima de ellas. Orientaremos el cuerpo hacia una diagonal inhalando poco a poco, realizando una suave flexión hacia adelante y en esa misma dirección. A continuación recrearemos un semicírculo girando la cintura hacia la otra diagonal, en horizontal y mientras exhalamos lentamente. Al incorporarnos estiraremos la espalda y el pecho con la respiración natural, repitiendo el mismo movimiento en el sentido contrario.
Esta oscilación sincronizada a la exhalación pausada procura renovar el aire estancado en los pulmones y alivia el estrés, la ansiedad y la angustia. Nos libera además el Qi estancado en el meridiano del corazón y estabiliza los cambios de humor, permitiendo entrar la compasión y evitando emociones negativas como el odio, los celos, el orgullo o la envidia.
6. Tocar los pies con las manos.
Aquí la intención esencial trata, tras una inhalación, de descender con suavidad hacia adelante, de forma natural y exhalando con lentitud, procurando alcanzar nuestros pies. Relajadamente y con una respiración natural ascenderemos lenta y progresivamente. El trabajo interno asocia además la visualización, con ayuda de nuestras manos en todo el recorrido, apuntando o señalando la dirección de los canales energéticos implicados: el de la Vejiga desde la cabeza, por detrás de la columna hasta los pies, y en la ascensión el de Riñón, desde estos hacia arriba, pudiendo finalizar en la zona lumbar, o bien alcanzar incluso la zona clavicular (punto 27 del meridiano del Riñón) para reiniciar el próximo movimiento.
Podríamos ser más detallistas en la indicación de nuestras manos respecto al recorrido exacto, iniciando el recorrido en la comisura interna de los ojos (punto inicial del meridiano de la Vejiga) o realizando un ligero lazo alrededor de los maléolos internos tras señalar la planta de los pies (inicio del recorrido del meridiano del Riñón), pero en el trabajo del QiGong que nos trata acentuaremos nuestra intención a la flexibilidad y posición corporal, dejando que la Energía Vital fluya de la forma más natural posible. Si evitamos tensiones el Qi recorrerá el camino sin obstrucciones.
De acuerdo a las múltiples diferencias que podamos encontrar en la ejecución de distintas versiones, procuraremos siempre un trabajo interno, reducto del Yi Jin Jing y en el que la intención, acompañada del movimiento de las manos que la incentiva, recorre los canales energéticos a que va asociada la práctica. Este ejercicio actúa sobre los músculos de la cintura y la zona lumbar, con lo que fortaleceremos los riñones, la vejiga y sus canales energéticos. Fortalece el Qi del Riñón y la Vejiga y por tanto la voluntad, seguridad y confianza en las propias capacidades, disolviendo así miedos y fobias.
7. Cerrar los puños e inflamar la mirada.
En posición de montar a caballo y con los puños vacíos (dejando un hueco en su interior y con las muñecas relajadas –no caídas-) en las caderas visualizaremos un punto lejano ante nosotros, en el horizonte, para alzar un puño ante él al tiempo que inhalamos. Nuestra mirada se torna viva en ese punto manteniendo un instante la respiración y visualizando la atracción de ese punto, focalizado ahora en el interior del puño al tiempo que exhalamos y recogiendo lentamente el puño hacia su punto de origen, en nuestro costado, cercano al punto H14 del meridiano del Hígado. Repetiremos lo mismo con el otro puño, sin dejar de mirar al punto imaginario en la lejanía. Continuaremos efectuando la misma técnica pero esta vez visualizando el punto en el horizonte a cada uno de nuestros costados.
Por último utilizaremos los dos puños al mismo tiempo, focalizando ambos puntos ante nosotros y finalmente hacia ambos lados. Con este ejercicio equilibramos el Qi del Meridiano del Hígado y la Vesícula Biliar, tonificamos la vista y eliminamos los excesos y bloqueos del hígado. La tensión y relajación cada vez que mantenemos el puño en el horizonte refuerza los músculos y los tendones, así como la mandíbula y los dientes.
El séptimo ejercicio del Ba Duan Jin nos calma el nerviosismo y atenúa la ira, el rechazo y la frustración, liberando enfados o mal humor repentino y acercándonos a la amabilidad y el buen humor.
8. Elevarse sobre las puntas de los pies
También se conoce con el nombre de Siete Saltos. Con la espalda erguida y los pies juntos, alzaremos nuestro cuerpo levantando los talones del suelo, estirándonos hacia arriba e inhalando y procurando mantener las puntas de los pies en el mismo lugar. Al bajar, dejaremos caer el peso, con naturalidad, sin tensiones ni perder la verticalidad, al tiempo que exhalamos todo el aire y recreamos una vibración o ligera sacudida general. Evitaremos percutir con los talones en el suelo, algo que perjudicaría el beneficioso propósito, por lo que la vibración deberá generarse prácticamente en el aire y finalmente contactar suavemente con los talones en el suelo. Este ejercicio se repite siete veces.
Con esta técnica equilibraremos la energía de todos nuestros órganos, pues con la vibración se procura transmitir el Qi por todo nuestro interior evitando las denominadas 100 enfermedades, -alusión a todas las enfermedades posibles-, y reajustando el exceso o carencia de energía en todas las zonas de almacenamiento. Es una forma de recoger equilibradamente los beneficios de los anteriores ejercicios. La tonificación es general, aumentando el riego sanguíneo y preparándonos para la acción.
Por último tras esta secuencia, llevaremos todo el Qi en DanTian realizando el sello de Xiu Lian; es decir, prestaremos toda la atención e intención a la parte central en la que recogeremos todo el peso.