I Ching. ¿Predecir o adivinar?
Desde la antigüedad, el ser humano y en su relación con la sociedad ha estado estrechamente ligado a las artes oraculares, como herramienta de búsqueda o medio a través del cual busca obtener información o conocimiento con lo divino, a menudo con el propósito de predecir el futuro o tomar decisiones importantes.
Los oráculos pueden ser interpretados por sacerdotes, sacerdotisas, chamanes o en definitiva personajes eruditos en la filosofía o reflexión interior y que han venido utilizando diversas técnicas para conectar con aquello de lo que obtenían respuestas, tales como la observación de fenómenos naturales, la interpretación de los sueños, el uso de herramientas como cartas de tarot, runas, dados, o el I Ching, entre otros.
Utilizados en diversas culturas a lo largo de la historia, como en la Grecia Antigua, Egipto, la China Antigua, el mundo celta y muchas otras culturas, a menudo se considera que el conocimiento obtenido a través de los oráculos proviene de una fuente externa, divina o mística, y por lo tanto, son considerados sagrados, pero esa fuente de sabiduría es mucho más cercana de lo que parece, ya que una reflexión objetiva sobre las herramientas que procuran el discernimiento y la interpretación de las señales obtenidas nos vislumbra el auténtico origen de esta divinidad: nuestra aletargada e inocente sabiduría interior.
¿Qué es el I Ching?
El I Ching o Yì Jīng (易經) también conocido como el Libro de los Cambios o Mutaciones, es un antiguo texto chino de consulta y filosofía que algunos remontan a más de 3000 años atrás. Es considerado uno de los textos más antiguos y profundos de la cultura china y se utiliza para obtener consejos y sabiduría sobre el presente o el futuro, la toma de decisiones y la comprensión del mundo y del yo interior. El I Ching se basa en el concepto del Yin y el Yang, la dualidad de fuerzas opuestas y complementarias que rigen el Universo, y utiliza un sistema de hexagramas, combinación de líneas y trigramas, para representar diferentes estados y situaciones.
Procedencia
Su origen es complejo y aún hoy en día no se conocen todos los detalles con certeza. Se cree que su origen se remonta a la dinastía Shang (1600-1046 a.C.) en China, donde se utilizaba para hacer consultas al oráculo mediante el uso de conchas de tortuga y huesos de animales.
Con el tiempo, el I Ching fue evolucionando y se agregaron nuevas interpretaciones y métodos de adivinación. Durante la dinastía Zhou (1046-256 a.C.), el I Ching se convirtió en un texto filosófico que trataba temas como la ética, la política, la cosmología y la teología.
Desde entonces, ha sido una importante fuente de sabiduría y consejo en la cultura china y ha influido en muchas áreas de la vida, desde la política y la literatura hasta la medicina y la arquitectura.
No se sabe con certeza quién creó este método, ya que es un texto antiguo que ha evolucionado a lo largo de la historia de China y que ha sido influenciado por muchas personas y culturas a lo largo del tiempo. Según la leyenda, se dice que el emperador Fu Xi, que vivió en la antigua China en el siglo XXVIII a.C., es el creador del I Ching.
También se cree que el sabio Lao Tse, quien vivió en el siglo VI a.C. y es considerado el fundador del taoísmo, tuvo un papel importante en la creación y desarrollo del I Ching. Sin embargo, la mayoría de los eruditos creen que el I Ching evolucionó a lo largo de varios siglos y que fue el resultado de la colaboración de muchas personas en diferentes épocas de la historia de China.
¿Qué diferencia hay entre predecir y adivinar?
La principal diferencia es que predecir se basa en información y conocimiento previo, mientras que adivinar implica una suposición o estimación basada en una sensación o percepción subjetiva.
Predecir se refiere a hacer una afirmación sobre lo que se espera que suceda en el futuro, utilizando información y datos disponibles para hacer una evaluación racional y objetiva de las posibilidades. Por ejemplo, los meteorólogos pueden predecir el clima utilizando datos de satélite y modelos de computadora para hacer estimaciones basadas en datos objetivos.
Por otro lado, adivinar se refiere a intentar obtener información sobre el futuro o una situación desconocida a través de la intuición, la percepción o la interpretación de señales vagas o subjetivas. Por ejemplo, alguien podría adivinar el resultado de un partido de fútbol basándose en su intuición o en su presentimiento, sin tener ningún conocimiento previo o información objetiva para respaldar su predicción.
I Ching ¿Arte predictiva o adivinatoria?
Partimos de la base que el I Ching es un oráculo que se utiliza para obtener orientación y consejo sobre una situación o problema específico, debiendo conocer que la forma en que funciona puede ser diversa, lanzando una serie de monedas o mediante la extracción de varillas de un montón e interpretando los resultados cuantitativos de acuerdo a una serie de patrones y símbolos que se encuentran en los textos del I Ching.
Se podría decir que el I Ching se utiliza tanto para predecir como para adivinar, dependiendo de cómo se interpreten los resultados.
Por un lado, los símbolos y patrones pueden proporcionar información objetiva y conocimientos previos que pueden ayudar a hacer predicciones sobre el futuro y las posibilidades de éxito o fracaso en una situación específica. Por otro lado, la interpretación de los símbolos y patrones también puede involucrar una cierta dosis de intuición y percepción subjetiva, lo que podría ser visto como una forma de adivinación.
En cualquier caso, el I Ching se utiliza principalmente como una herramienta para obtener una perspectiva y orientación sobre la vida y las decisiones importantes que se deben tomar.
Métodos para su uso
Existen diferentes métodos para realizar una consulta con el I Ching y todos ellos se basan en la interpretación de los símbolos y patrones. Los métodos más comunes son:
- Método tradicional de las tres monedas: Este es el método más popular y sencillo de utilizar. Se lanzan tres monedas seis veces y se anota cada resultado (cara o cruz) en un diagrama de hexagramas. Las numeraciones obtenidas se traducen a líneas Yin o Yang que al final se transforman en un hexagrama, además de un segundo que representa las líneas cambiantes si las hubiesen. Estas líneas cambiantes o mutantes ofrecerán información adicional sobre la situación que se está consultando.
- Método de las varillas de milenrama o aquilea: Este método se utiliza extrayendo partes de varillas de un montón, dos veces consecutivas y se cuenta el número de varillas que quedan después de cada sacada. Este proceso se repite seis veces para obtener un hexagrama y su respectivo hexagrama cambiante. Estas divisiones al azar y el recuento de los tallos es una compleja operación que se reduce a números, los que a su vez representan líneas quebradas o líneas enteras, según fueran pares o impares.
- Método de la moneda de cuatro caras: Este método se suele emplear para responder preguntas más específicas. Entre otras formas, se utilizan cuatro monedas, por lo que intervienen cuatro caras en cada tirada. Las combinaciones de los resultados en cada lanzamiento irán construyendo las líneas fijas o cambiantes que compondrán el hexagrama resultante y se interpretará a continuación el resultado según la tabla de correspondencias del I Ching.
- Método de la mariposa: Este método se utiliza para obtener una respuesta a una pregunta específica. Se dibuja una mariposa en un papel y se dividen sus alas en tres secciones. Se lanza una moneda para cada sección de la mariposa, y se interpreta el resultado según la tabla de correspondencias del I Ching.
Cabe destacar que cuanto más sencillo es el método, obteniendo una respuesta rápida y directa a una pregunta, su interpretación deberá ser vista ante todo como una guía y no como una predicción acertada, tal y como obtendríamos con un método complejo en el que intervendrá más una reflexión racional con la que consigamos aflorar al Sabio Interior.
Interpretación
Una premisa indispensable para realizar una interpretación adecuada es adoptar ante estas lecturas una postura o actitud adecuada, es decir, libre y honesta de prejuicios. Es imprescindible la armonización de nuestro propio ser, nuestra conciencia y nuestro Feng Shui interno para la correcta interacción con la naturaleza de estas prácticas. La lectura que extraigamos del mensaje proporcionado dependerá de nuestro equilibrio y de nuestra sinceridad, ya que ante todo la práctica del I Ching, además de oracular, simbólica o filosófica, recordemos es el estudio de un documento moral.
En definitiva, más que adivinar el futuro con la práctica, realmente se trata, tras su estudio, de una previsión resultado de la comprensión de la relación que existe entre los acontecimientos. El objetivo, -dice Carol K. Anthony en su Guía del I Ching-, es fluir, estar satisfechos de no saber. No se supone que tengamos que vivir la vida como si fuese un manuscrito ya redactado.
Una vez utilizado el método escogido, se obtiene un hexagrama o un conjunto de hexagramas que representan la situación o pregunta en cuestión. Para interpretarlo se deberá buscar en la tabla de correspondencias el carácter chino que representa el hexagrama y leer la interpretación correspondiente. El texto correspondiente a esta interpretación puede incluir detalles sobre la situación, las fortalezas y debilidades involucradas, así como consejos sobre cómo proceder.
La tabla de correspondencias del I Ching puede variar según la versión o traducción del libro, pero en general, suele consistir en dos partes: la primera parte se refiere a los hexagramas y la segunda parte se refiere a las líneas cambiantes.
Si se han obtenido líneas cambiantes en el Hexagrama, se deberá interpretar cada línea de manera individual y buscar el carácter correspondiente en la tabla de correspondencias. Las líneas cambiantes suelen indicar cambios o desarrollos en la situación, y pueden proporcionar más información sobre cómo proceder en la situación planteada.
Es importante recordar que la interpretación del I Ching no es una predicción absoluta del futuro, sino más bien una guía o reflexión sobre la situación actual y una ayuda para tomar decisiones en el futuro y afrontar los desafíos.
¿Qué relación tiene el I Ching con el Tai Chi?
El I Ching y el Tai Chi (Tai Ji Quan) tienen una relación muy estrecha, ya que ambos se originan en la filosofía taoísta y comparten principios fundamentales.
Mientras el I Ching es un libro de sabiduría que explora los patrones del universo y ofrece un sistema para entender y afrontar los cambios en la vida, por otro lado, el Tai Chi es una forma de ejercicio y meditación que se enfoca en la armonía del cuerpo y la mente y en la conexión con la energía del Universo.
Ambos sistemas se basan en la idea de que todo está en constante cambio y que el equilibrio y la armonía se logran a través de la adaptación a estos cambios. El I Ching utiliza símbolos y Hexagramas para representar los diferentes patrones de cambio, mientras que el Tai Chi utiliza movimientos suaves y fluidos para explorar la relación entre el cuerpo, la mente y el Qi o Energía Vital. Procede del I Ching.
De hecho, la práctica del Tai Chi se ha utilizado tradicionalmente como una forma de cultivar la sabiduría y la comprensión del I Ching, considerando a los movimientos del Tai Chi como inspiración de los patrones que muestra este arte oracular ancestral. Algunos Maestros de Tai Chi incluso han desarrollado Formas específicas de Tai Chi que están basadas en los Hexagramas del I Ching.
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