I Ching | Yì Jīng. Hexagrama 21 – Shì kē
21
Shì kē 噬嗑 / La Mordedura
Danza de dualidades, en el choque yace un despertar,
en la quietud el anhelo. En equilibrio, el alma florece.
En el vasto lienzo de la existencia, la dualidad es la paleta de colores que pinta la compleja realidad. El Hexagrama 21 del I Ching, conocido como Shì kē, nos sumerge en una danza entre dos fuerzas aparentemente opuestas, pero intrínsecamente interconectadas: Zhèn, la Conmoción, y Lí, lo Adherente. Como Yin y Yang, estas fuerzas se entrelazan en una coreografía cósmica.
Shì kē representa una mordedura, un instante de choque que puede llevar al despertar o a la confrontación. El Trueno retumba, como un recordatorio de que el cambio es inevitable. Zhèn es la energía eléctrica que rompe la quietud, un llamado a la acción, mientras Lí se aferra a lo conocido, un anhelo de seguridad.
En la naturaleza, la mordedura es un acto de supervivencia, una forma de asegurar la continuidad de la vida. En nuestras vidas, este Hexagrama nos recuerda que los enfrentamientos pueden ser oportunidades para el crecimiento. La tensión entre las dos fuerzas puede ser fructífera si se gestiona con sabiduría.
El Hexagrama 21 nos enseña que, en medio de la mordedura de la dualidad, debemos encontrar un equilibrio. En ocasiones, la mordedura es suave, un recordatorio gentil de adaptarnos a los cambios. En otros momentos, puede ser intensa, exigiendo una respuesta inmediata.
La dualidad de Shì kē es como un baile en el que cada movimiento es esencial para mantener la armonía. A través de la conciencia y la comprensión de nuestras propias fuerzas internas, podemos responder a los desafíos con gracia y determinación.
Este Hexagrama también nos recuerda que las mordeduras no deben ser impulsivas. La acción precipitada puede llevar a consecuencias no deseadas. En lugar de reaccionar instintivamente, se nos anima a considerar cuidadosamente nuestras opciones antes de avanzar.
Así, en la danza de la dualidad, encontramos la sabiduría en la moderación y el discernimiento. Shì kē nos insta a abrazar la realidad tal como es, con sus altibajos y choques, y a descubrir la belleza en la interacción de fuerzas aparentemente opuestas.
Como la mordedura de la serpiente que despierta, el enfrentamiento con la dualidad puede llevarnos a una mayor comprensión de nosotros mismos y del mundo que nos rodea. En su esencia, es un acto de creación y transformación, un recordatorio de que, en medio de la dualidad, encontramos la oportunidad de crecer y evolucionar.
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