I Ching | Yì Jīng. Hexagrama 36 – Míng Yí

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Míng Yí 明夷 / El Oscurecimiento

Hexagrama 36 - Míng Yí / El Oscurecimiento

Como el crepúsculo que precede al amanecer, el Oscurecimiento anuncia un nuevo comienzo,
ocultando en sus misterios la promesa de la luz.

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En el vasto lienzo de la existencia, donde la luz y la sombra juegan su eterno baile, encontramos el Hexagrama 36, conocido como Míng Yí, o “El Oscurecimiento”. Esta es una imagen de la dinámica eterna de las polaridades en la vida, donde la luz y la oscuridad no son enemigas, sino compañeras que se complementan mutuamente.

Hexagrama 36 - Cánticos del Yì Jīng de Zhāng Chóng Jí | Yùyán®

En la parte superior de esta imagen encontramos Kūn, el Trigrama de lo Receptivo. Kūn simboliza la Tierra, la Madre, lo que nutre y sustenta. En la parte inferior, tenemos , el Trigrama de lo Adherente, que representa la Luz y el Fuego.

Este Hexagrama nos habla de un momento en la vida en el que la luz comienza a menguar, y la oscuridad comienza a ganar terreno. En la metáfora de las estaciones, es el crepúsculo que anuncia la llegada de la noche. La imagen es poderosa, como la caída de la tarde en un día soleado, donde las sombras se alargan y la luz se desvanece. Es un recordatorio de que la vida sigue ciclos inmutables, y ningún período de luz perpetua puede durar para siempre.

Míng Yí también nos habla de la idea del oscurecimiento interior, un tiempo en el que nuestras almas pueden sentirse atrapadas en la noche de la duda o la confusión. Es un estado de ánimo que puede sobrevenir cuando las pasiones ciegan la razón o cuando nuestros caminos se vuelven inciertos. En este oscurecimiento, nuestras acciones pueden perder su brillo y nuestra visión se nubla.

Sin embargo, como en la noche, no todo está perdido. El Oscurecimiento nos recuerda que la oscuridad tiene su propio poder y propósito. Es en las noches más oscuras cuando las estrellas brillan más intensamente. La oscuridad puede ser un tiempo de introspección y autodescubrimiento. Nos invita a cuestionar y explorar nuestras sombras internas, nuestras dudas y miedos, para que podamos crecer y evolucionar.

Es un recordatorio de que, en la vida, no siempre estaremos bajo el cálido abrazo del Sol, y eso está bien. La oscuridad tiene su propia belleza y su propia sabiduría que ofrecer. En el camino de la existencia, debemos aprender a abrazar tanto la luz como la sombra, ya que ambas son partes esenciales de la experiencia humana.

Míng Yí también lleva un mensaje de paciencia. Así como la noche cede ante el amanecer, y el invierno da paso a la primavera, los tiempos oscuros eventualmente se desvanecerán. Pero, mientras dure el oscurecimiento, debemos ser pacientes y perseverantes. No es el momento de forzar el camino hacia la luz, sino de confiar en que, a su debido tiempo, la luz volverá a brillar en nuestras vidas.

Debemos mirar más allá de las sombras momentáneas y recordar que, incluso en los momentos más oscuros, la luz de la esperanza sigue ardiendo en nuestro interior. Exploremos nuestras propias sombras, aprendamos de ellas para descubrir la fuerza que se encuentra en los lugares más profundos de nuestro ser.

Se trata de la eterna danza de la luz y la sombra en la vida; observando tanto los días luminosos como las noches oscuras con gratitud y sabiduría. La oscuridad tiene su propio propósito y belleza; incluso en los momentos más oscuros, la luz de la esperanza nunca se apaga por completo.

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