Un día más, que no es poco
- enero 11, 2015
- Publicado por: Yùyán
- Categoría: Alegorías Talleres - RSC Yùyán
Este mes de Enero y desde el Centro Yùyán y su Proyecto parten nuevas e interesantes iniciativas que se revelaran a lo largo del primer trimestre: instalaciones, cursos, libro…, otras prosiguen con la misma determinación y firmeza de siempre, aunque de forma enriquecida tras la reflexión sobre las vivencias acontecidas. Una de ellas: el reinicio de los Talleres de TaiChi y ChiKung en la Fundació Oncolliga 🙂
Feliz día, aunque dependerá de ti
En relación a los deseos y prosperidad, ayer felicitaba una vez más, el nuevo año a un amigo, éste es Doctor en Medicina; mi mensaje era por suerte por escrito, con lo que pude medir mis palabras mejor de lo que acostumbro a hacerlo de forma verbal. Pude así reflexionar que mi posición sobre este tema y la praxis de mi amigo, de un claro carácter científico tanto en su perfil personal como a nivel profesional, no diferían demasiado.
Ninguno de los dos consideraríamos, ni en los tempos de nuestras determinaciones ni en la sincronicidad de los acontecimientos entorno a nuestros proyectos, el denominado calendario gregoriano. De esta forma es grato, siendo sincero, desear o favorecer con nuestro ánimo que a nuestro prójimo le sonrían los astros y por tanto, todo le venga de cara, pero recordemos que cuando estos acontecimientos se nos acerquen deberemos estar girados a su favor, o como dirían otros, si nos llueven, no tengamos el paraguas abierto impidiendo que nos inunde su inspiración.
Todos los días nos ocurren cosas maravillosas, lo que ocurre es que la mayoría de estos no lo percibimos. Yùyán
Cada día es un nuevo ciclo, marcado por el día y la noche, así como lo marcan las estaciones con los cambios del clima o la Luna con sus fabulosas y necesarias influencias; y todo ello nos afecta en sobremanera, por lo que nuestras emociones deben estar en armonía. Por supuesto que os deseo un año gregoriano muy feliz, pero considero que no debemos olvidar que nuestra felicidad debe residir en nuestras propias emociones para alcanzar así la felicidad en todos nuestros ciclos más reales y tangibles que lo promovido por el Papa Gregorio XIII.