Sant Jordi. Ya puedo oír al Dragón !
Toda sociedad en proceso evolutivo necesita de un Sant Jordi y un Dragón, sin olvidar a la princesa y resto de personajes que doten a la leyenda de aquellos arquetipos en los que nuestro subconsciente se vea reflejado.
Este heroico personaje al que algunos atribuyen su nacimiento en Montblanc, podemos reconocerlo en múltiples puntos geográficos, distantes entre sí tanto en el espacio como en el tiempo. El vasco Gorka, el croata Juraj o el Göran de los suecos, no son más que representaciones de la necesidad de abanderar ese espíritu soliviantado, combativo y cómo no, vencedor de las calamidades de un pueblo atemorizado. Siempre observaremos al ternario compuesto por el mito justiciero, el pueblo amenazado y el enemigo ancestral.
Como ocurre con la mayor parte de las tradiciones culturales, portadoras del recuerdo de unos necesarios valores fundamentales, el tiempo y los sincretismos son claros factores de riesgo para camuflar la esencia de su mensaje original. El Dragón cambia de piel, por lo que en ocasiones suele ser muy dificultoso reconocer cuál es realmente la causa de nuestras calamidades colectivas.
Por otra parte aparece un cuarto elemento en forma de rosa, no siendo casual la ubicación de este santoral al inicio de la primavera portadora de una clara connotación al esplendor de la vida, al resurgimiento desde las raíces, o como diría la tradición cátara al laurel reverdecido.
Celebremos pues este próximo día 23 de abril Sant Jordi, el Día de la Rosa o el Día del Libro, esperando no olvidar la verdadera Leyenda dorada de nuestros ancestros bajo el clamor de las multinacionales editoriales y otras comerciales. Quizás sea este el nuevo rugido del Dragón… Puedes oírlo?