I Ching | Yi Jing. Hexagrama 57 – Xùn

易經

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Xùn / Lo suave, el Viento

Hexagrama 57 - Sun / Lo suave, el Viento

Sólo pensamientos consistentemente firmes, pero suaves, penetran en los demás
con buen efecto.

Lo suave y penetrante se refiere a la forma en que los pensamientos del Sabio nos penetran, y a la forma en que nuestros pensamientos penetran en los demás. Describe un influjo sobre los demás que es inconsciente y automático. Este influjo se presenta al mantener incesantemente una actitud interior correcta, por la cual estamos equilibrados, desapegados, inocentes e independientes a través de todos los cambiantes acontecimientos.

Xùn representa el Viento, el cual penetra las grietas de los edificios, y representa también la madera, aquélla de las raíces que penetra en la tierra. A través de su incesante pero suave energía el viento y las raíces penetran los objetos más inflexibles. Así las raíces penetran las grietas de los cantos rodados y los parten, el influjo del Sabio nos penetra inconscientemente hasta que un día, de pronto, se nos ilumina la mente, y lo entendemos con una claridad sorprendente. Esta es la forma de “paso a paso” por la cual los misterios espirituales nos penetran mientras progresamos a lo largo del camino.

El recibir este Hexagrama indica que la verdad que percibimos nos ha penetrado sobre un largo período de tiempo, y que hemos de mantener nuestra dependencia en la verdad consistentemente si ésta ha de penetrar a los demás con un efecto dinámico. El afán por mejorar la situación por medio de discusiones o persuasión puede traer consigo alguna ganancia momentánea, pero tal esfuerzo viola el espacio espiritual de los demás. Los resultados que perduran, que son adquiridos por medio de la penetración e iluminación, dependen de la consistencia de nuestro carácter. Cuando vacilamos al seguir nuestro camino, generamos indecisión y duda en aquellos que nos siguen con los ojos internos.

El recibir este Hexagrama muchas veces quiere decir que ciertos elementos en nuestra actitud impiden que los influjos beneficiosos penetren en los demás. Para procurar una influencia correcta necesitamos penetrar en la raíz del problema.

Con una sincera introspección, y pidiendo ayuda, el mensaje del Sabio nos penetra y nosotros entendemos. Debido a que este Hexagrama es acerca de la autocorrección, muchas veces lo recibimos al mismo tiempo que El Trabajo en lo que se Echó a Perder, Hexagrama 18. La autocorreción requerida muchas veces es dejar de afanarse en influenciar. Nuestra duda inhibe la habilidad de los demás para encontrar su camino e impide que el Poder Supremo interfiera en la situación. Para dar poder a la verdad y activar la fuerza Creativa, debemos mantenernos firmes en lo que creemos correcto, y entregar el asunto al Cosmos. Entonces nos desligamos de él, y dejamos que suceda lo que tiene que suceder.

Cuando penetramos en la raíz del problema debemos preguntarnos por qué recurrimos a la astucia o por qué nos defendemos; por qué volvemos a las viejas costumbres de preocuparnos y de intentar que las cosas sucedan. Al examinar la situación nos damos cuenta de que algo amenazaba nuestra independencia interior. Al percibir nuestra vulnerabilidad, ellos, inconscientemente nos envuelven en el juego del montón. Cuando nos damos cuenta de que nos han envuelto de esta forma, podemos volver a la independencia interior y al desprendimiento que resuelve el problema.

Algunas veces al percibir que los acontecimientos están marchando hacia la conclusión apropiada, nos entusiasmamos dándole prisa a las cosas. Lo hacemos por el miedo y el deseo, que crean la presión para intervenir. Debemos mantener el miedo y el deseo en raya. Debemos mantenernos desligados, contentos de observar los acontecimientos sin apresurarlos ni resistirlos, recordando que una vez que entregamos el asunto al Sabio, él tiene medios que sobrepasan nuestro entendimiento.

También debemos dejar de reaccionar a las conmociones. Debemos ceder como el bambú, sin llegar a torcernos o quebrarnos debido a la rígida resistencia a la situación. Por medio de la no-resistencia dejamos pasar el viento y volvemos a la posición vertical. Debemos preguntarnos por qué seguimos reaccionando después de que ha pasado la conmoción. ¿Nos gusta adherirnos a las posibilidades negativas? ¿Encontramos consuelo desconfiando del Cosmos? ¿Estamos cansados de perseverar y de ser probados, impacientes por disfrutar las recompensas de nuestra disciplina? ¿Quién está exigiendo la recompensa? ¿Quién busca la comodidad al final del trayecto? ¿Quién odia nuestra impotente dependencia a lo Desconocido?

La raíz del problema puede ser el miedo de que aquellos que deseamos influir no encuentren el camino de la verdad. No queremos darles el tiempo y el espacio porque eso quiere decir que tenemos que esperar. Nuestro ego también puede insinuar que al final nuestros esfuerzos llegarán a nada y que no conseguiremos la felicidad prometida, porque la historia o la literatura, o la experiencia, han probado una y otra vez que las historias “de amor verdadero nunca fueron sobre ruedas”, o que “la vida no es nada sino sufrimiento”, o es una paradoja, un sueño que no existe en absoluto, o alguna idea que nos mantiene en nuestro negativo estado de ánimo.

Algunas veces escuchamos estas ideas durante un ataque de resentimiento y egoísmo, olvidándonos de la miríada de milagros que hemos experimentado en relación al poder de la verdad. Así como una modesta aceptación de nuestra impotencia nos lleva a la independencia interior que influye correctamente en los demás, una resistencia negativa al Destino, por la cual cerramos nuestras mentes en relación a los demás, tiene un efecto destructivo sobre nuestra situación. Necesitamos recordar que cuando insistimos en lo que es correcto durante lo momentos de desafío, y esperamos por los demás mientras pasan la experiencia de aprender dándoles el espacio que necesitan para encontrarse ellos mismos, los cantos rodados del mal y la dureza atrincherados se resquebrajarán por el poder penetrante de la verdad.

También tenemos que asegurar a nuestros ansiosos inferiores que al final todo funcionará mejor de lo que hubiéramos esperado.


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