I Ching | Yì Jīng. Hexagrama 52 – Gèn
52
Gèn 艮 / La Inmovilidad
En el silencio de la inmovilidad el tiempo y el espacio se desvanecen,
revelando el profundo flujo de la vida.
El Hexagrama 52 del I Ching, conocido como “Gèn” o “La Inmovilidad”, nos transporta a un estado de serenidad en medio de la agitación del mundo. Compuesto por dos Trigramas idénticos, lo que sugiere la idea de que el movimiento se encuentra contenido y en reposo. Es como un lago tranquilo, aparentemente inmóvil en su superficie, pero que alberga profundidad y vida en su interior.
Gèn representa un momento de pausa, una oportunidad para la reflexión y la contemplación. En la vida, a menudo nos vemos inmersos en un torbellino de actividad, pero este Hexagrama nos invita a detenernos y encontrar valor en la inmovilidad. Es un recordatorio de que la quietud no es inactividad, sino una fase crucial de preparación para la acción futura.
Puede sugerir situaciones en las que parece que no hay una solución inmediata, y la mejor opción es esperar y ser paciente. Es como un invierno profundo que da paso a la primavera; todo tiene su tiempo y lugar. La inmovilidad puede ser una estrategia sabia cuando no se tienen todos los datos necesarios o cuando las circunstancias no son propicias para la acción.
Un aspecto fundamental de Gèn es la necesidad de encontrar la paz interior a pesar de las circunstancias externas. Cuando todo a nuestro alrededor es caos, este Hexagrama nos recuerda la importancia de mantener la calma y el equilibrio. Como un roble fuerte que se mantiene firme en medio de una tormenta, la inmovilidad aquí es una virtud.
Gèn también puede representar la necesidad de preservar nuestra energía y recursos. A veces, actuar de manera impulsiva o apresurada no conduce a resultados óptimos. La inmovilidad nos permite conservar nuestras fuerzas y esperar el momento adecuado para avanzar con confianza.
En la naturaleza, Gèn se asemeja a la quietud de la montaña, a la paciencia de la tierra antes de que las semillas germinen y broten. En la sociedad humana, puede representar un período de estudio, introspección o meditación. Es un recordatorio de que a menudo, el camino hacia la iluminación comienza con la quietud y la contemplación.
Observemos así la importancia de la quietud en medio de la agitación, la paciencia en tiempos de incertidumbre y la reflexión en lugar de una acción precipitada. La inmovilidad no es estancamiento; es un estado en el que nos preparamos para avanzar con una base firme y equilibrada. Es un recordatorio de que, en medio del caos, siempre podemos encontrar la paz interior y la serenidad.
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