I Ching | Yi Jing. Hexagrama 4 – Meng

易經

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Mêng / La Inmadurez

Hexagrama 4 - Meng / La Inmadurez

Una lección nueva: estás aprendiendo algo que no antes sabías.

Kǎn, el Abismo y Gèn, la Inmobilidad. No soy yo quien busca al joven insensato; el joven insensato me busca a mí. Este hexagrama explica la relación entre el Sabio que habla a través del I Ching, y el seguidor que lo consulta.

El Sabio nos hablará por medio del oráculo y vendrá en nuestra ayuda sólo si tenemos una actitud correcta, esto es, si voluntariamente hemos suspendido nuestra incredulidad y nuestra desconfianza en lo Desconocido. Si somos escépticos, cínicos, hostiles, volvemos a preguntar o preguntamos severamente, las respuestas serán ininteligibles, pues el Sabio permanecerá en retiro. En la medida en que no suspendemos nuestra incredulidad, bloqueamos la ayuda del Sabio, porque está en contra de sus principios responder, a menos que sea a la humildad de una mente abierta; pues está firmemente comprometido con el bien y no se va a desperdiciar buscando nuestra aprobación, ni intentará persuadirnos para vencer nuestras opiniones predeterminadas de cómo funciona el Cosmos, o acerca de lo que es bueno y malo, o de la naturaleza de Dios o del Destino, cuando nuestras opiniones sean erróneas.

En el estudio con el Sabio del I Ching se nos permite ver la vida desde unpunto de vista Cósmico. Al concluir cada lección ganamos una penetración Cósmica. Ya sea que consultemos el I Ching diaria u ocasionalmente, su respuesta tiene que ver con el siguiente paso en nuestro entendimiento. Cada lección supone un nuevo comienzo, con sus dificultades características. Estas dificultades proveen la materia para la lección que el I Ching trata de enseñar. La lección se termina cuando entendemos el problema desde el punto de vista Cósmico. Al ganar esta penetración, el problema queda resuelto, o, de otra forma, progresa un paso más hacia la solución definitiva.

Si consultamos el I Ching diariamente, entonces cada lección puede ser concluida en un período cercano a una semana; si lo consultamos una vez al año, cada lección puede requerir mucho más tiempo para perfeccionarse. Tales lecciones, por supuesto, no tienen lugar sólo con el I Ching. El Sabio es el profesor invisible de la vida, y nuestras experiencias en la vida diaria son nuestra lección. Tales lecciones pueden ser aprendidas sin consultar el I Ching, de todas formas, el I Ching nos proporciona una linterna con la cual podemos cruzar por los escollos que existen en el campo del progreso espiritual. Sin su ayuda, el proceso de aprendizaje puede requerir que caigamos en ellos una y otra vez.

Al recibir La Insensatez Juvenil como segundo hexagrama es como lo pudiéramos decir que no tenemos por qué saber las lecciones Cósmicas por adelantado. El asunto en cuestión es simplemente ignorancia juvenil. La necedad, por lo tanto, significa falta de entendimiento espiritual, y en consecuencia, que se está aprendiendo algo nuevo. Algunas veces, el hexagrama nos pide poner las cosas en perspectiva: equivocarse es natural; si hemos errado, entonces nuestros errores fueron los fosos que hay que rellenar, puesto que impedían el progreso; reconocer estos errores llena estos fosos. Después de pasar el peligro podemos olvidarnos de nuestros errores y continuar nuestro aprendizaje.

Otro significado de La Insensatez Juvenil tiene que ver con la necedad de los demás. Así como es necesario tener una mente abierta para atraer al Sabio de su retiro, es necesario abordar a los demás con una mente abierta, para atraer el “gran hombre” escondido dentro de ellos. Si continúan sin ser receptivos o desinteresados, entonces adoptamos el punto de vista del Sabio: los dejamos ir, no contendemos ni tratamos de convencerlos. Los dejamos ir, aun hacia el peligro y la dificultad, porque solamente cuando se exponen a los peligros y a las consecuencias de su necedad, aprenden las lecciones Cósmicas. También les permitimos volver, porque el dejarlos ir no quiere decir que los abandonemos como incorregibles, lo que en términos del I Ching es “ejecutarlos”. Al dejarlos ir no llegamos al extremo de odiarlos, sino que dispersamos nuestras reacciones emocionales y cortamos nuestros lazos internos, para adquirir una actitud neutral. El desprendimiento significa que no vigilamos, con nuestro ojo interno, lo que hacen o dejan de hacer; el desprendimiento es una forma de confianza que fortalece su naturaleza superior. El dar espacio es una forma de amor universal que les posibilita volver, a su paso, a su yo verdadero. Es así como el Sabio nos enseña, y esta es la forma en que se supone que debemos enseñar a los demás.

Algunas veces este hexagrama nos recuerda nuestra tendencia, cuando afrontamos obstáculos peligrosos (aquí descritos como un abismo que el joven contempla) a creer que no hay manera de superarlos. El hexagrama nos dice que la forma correcta de salir o de evadir las dificultades es mediante la perseverancia: nos adherimos a lo que ya sabemos que es correcto y nos mantenemos receptivos al Poder Supremo para poder recibir una mayor claridad.

El Sabio no nos da respuestas globales, sino que despliega ante nosotros cada paso que hay que tomar; es sólo nuestro ego el que quiere respuestas globales y resultados instantáneos, porque tiene miedo y porque sus propósitos son egoístas.


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