El Espíritu en la mirada. Yǎn Shén 眼神 – Desvelando la Transmisión Secreta de Yáng Jiàn Hóu 杨健侯
- octubre 7, 2024
- Publicado por: Francisco Sánchez
- Categoría: NeiGong TaiChi Chuan

Cuando practicamos Tài Jí Quán, nos preguntamos por infinidad de detalles que van apareciendo y que, inicialmente, no sospechábamos tan importantes, como la posición de los pies, la armonía entre partes clave de nuestro cuerpo, la respiración… pero poco se profundiza sobre la mirada.
En las prácticas iniciales, es obvio que estaremos más pendientes de ciertos detalles posturales, alternando la atención o dedicación a sesiones más instructivas, mecánicas o rutinarias, pero cuando queremos conocer el Tài Jí Quán Nèigōng 太極拳 內功, además de conocer hacia dónde, debemos saber cómo dirigir la mirada. Es bien distinto.
Como bien recordaremos, en el artículo sobre LA TRANSMISIÓN SECRETA DE YÁNG JIÀN HÓU 杨健侯 comentábamos la necesidad de establecer y respetar el orden de aplicación de los tres elementos básicos: Shén 神 o Espíritu “a través de la mirada”, Qì 氣, Energía Vital manifestada a través de Shén y Yì 意, mediante la consecuente acción adecuada.
Así bien, el Yǎn Shén 眼神, es un concepto profundo y sutil dentro de las artes internas chinas como el Tài Jí Quán 太极拳 y particularmente en la práctica de Nèigōng 内功, que se enfoca en el desarrollo interno del cuerpo y la mente.
Significado de Yǎn Shén 眼神 en el Tài Jí Quán
El Yǎn Shén representa la expresión de la Energía Interna o Qì a través de los ojos. Los ojos son considerados las ventanas del alma, y en el contexto del Tài Jí Quán, se dice que revelan el estado interno del practicante. El Yǎn Shén no solo refleja la claridad mental, sino también el control del Qì y el espíritu que habita en la práctica. En otras palabras, el estado de la mirada revela la conexión entre la mente, el cuerpo y el entorno.

El papel del Yǎn Shén 眼神 en la práctica de Nèigōng
En Nèigōng, donde se trabaja con la Energía Interna, el cultivo del Yì 意 o la Intención, es crucial. El Yǎn Shén refleja esa intención, y su control es fundamental para dirigir el flujo del Qì. La mirada debe estar relajada pero alerta, permitiendo que la mente y el cuerpo estén completamente presentes en el movimiento. Cuando el Yǎn Shén está bien desarrollado:
1. La mirada se convierte en el canal de la intención interna
Los movimientos del Tài Jí Quán son dirigidos por el Yì, y los ojos guían esa intención. A donde se dirigen los ojos, se dirige también el Qì. Esto significa que tu atención consciente debe estar donde está tu mirada.
2. Control mental y emocional
Una mirada calmada y centrada es un reflejo de la mente en equilibrio. Si los ojos son dispersos o ansiosos, esto indica falta de control interno. Desarrollar el Yǎn Shén también implica cultivar una mente tranquila, enfocada y libre de distracciones.
3. Conexión con el oponente o entorno
En la práctica del Tài Jí Quán, particularmente en el Tuī Shǒu 推手 o manos que empujan, una mirada estable pero sin tensión te permite conectar con tu oponente sin rigidez. Puedes “escuchar” con los ojos el movimiento y la Energía del oponente. Esta capacidad de “sentir” más allá de lo físico a través de la mirada es una manifestación avanzada del Yǎn Shén.
Desarrollo del Yǎn Shén 眼神
1. Relajar los ojos
Mantener los ojos suaves y relajados es esencial. Los músculos de la cara y los ojos no deben estar tensos, ya que esto obstruiría el flujo del Qì.
2. Mirada amplia
La mirada no debe ser demasiado enfocada ni demasiado dispersa. Debes poder ver el entorno completo sin fijar tu vista en un solo punto, lo que permite un estado de conciencia periférica.
3. Concentración interna
A medida que practicas Nèigōng, visualiza que tu Qì fluye desde el Dan Tian hacia los ojos. Esta visualización conecta internamente la Energía y fortalece el Espíritu en la mirada.
4. Sintonización con la respiración y el movimiento
Durante los movimientos suaves del Tài Jí Quán, la mirada debe seguir el flujo natural del movimiento, sincronizándose con la respiración y el cuerpo. Al unificar la respiración, el movimiento y la intención, la mirada se llenará de espíritu.

Alcance del Yǎn Shén 眼神
En Nèigōng no existen objetivos ni pretensiones, a pesar de su poderosa capacidad en las aplicaciones y para quienes así las defiendan. El Yǎn Shén nos permite caminar en un estado Wú Wéi 無為 adecuado y cultivar el Qì original de una forma óptima. Así, tras el desarrollo del Yǎn Shén podremos compartir la armonía de los elementos Shén Qì Yì y sentir el diálogo con las Fuerzas del BaGua en las formas o Tao Lu del estilo Yáng.
Entre otras, en los niveles iniciales del Gōngfu 功夫 Interno, según la transmisión secreta de Yáng Jiàn Hóu 杨健侯 de la Familia Yáng, podremos atender Tres Alcances del Yǎn Shén:
1. Alcance o Mirada interna
En el estado de Wú Jí 無極, o bien tras el retorno de una aplicación o expresión de la manifestación de una Fuerza. La visión se asemeja a una mirada abstraída pero la atención se enfoca en Dan Tian.
2. Alcance o Mirada cercana
En el estado de Běi Sì Kǒu 北四口 o bien cuando el Qì se mueve por nuestro entorno cercano, con la atención en las extremidades o alrededor de ellas.
3. Alcance o Mirada lejana
Esta ocurre en la aplicación directa o en la manifestación de una de las Fuerzas del Tài Jí Quán. Además, es de gran importancia atender a tres estados dentro de esta misma Mirada: previa, durante y tras la interacción o diálogo al realizar la expresión. Estos estados se deberán trabajar como un actitud dentro de esa misma mirada, tal y como mencionaba anteriormente, como un canal de comunicación de nuestro Espíritu, suavizando y avivando nuestra intención en el momento adecuado a la situación.
El Yǎn Shén en la práctica del Tài Jí Quán Nèigōng es más que una técnica física; es una manifestación de la armonía interna entre el cuerpo, la mente y el Espíritu. A través de la mirada, expresas tu intención, tu estado mental y tu conexión con el entorno o el oponente. Desarrollar este Espíritu en la mirada no solo mejora la calidad de tu práctica, sino que también es un reflejo de tu evolución interna como practicante.
Tao Te King y el Capítulo 12
Como mencionaba en anteriores conceptos relacionados con la transmisión secreta de Yáng Jiàn Hóu 杨健侯, en las clases presenciales sobre el estudio del Nèigōng procuramos como herramienta imprescindible uno de nuestros clásicos, en especial el Tao Te King (Dào Dé Jīng 道德經). Esto nos permite conectar de una forma vivencial con el mensaje intrínseco en la filosofía del arte interno que estamos practicando.

El capítulo 12 del Tao Te King, concretamente, habla de los peligros de los excesos sensoriales, advirtiendo que cuando nos dejamos llevar por las distracciones externas, perdemos el contacto con la verdadera esencia. El texto dice:
“Los cinco colores ciegan el ojo. Los cinco sonidos ensordecen el oído. Los cinco sabores embotan el paladar. Correr y cazar desquician la mente. Las cosas raras y difíciles de obtener enturbian la conducta…”
En este contexto, el concepto de Yǎn Shén se relaciona de manera profunda y poética. La mirada, en su forma pura, no se deja deslumbrar por los colores ni distraer por lo superficial. El Yǎn Shén no busca los estímulos externos, sino que refleja el equilibrio interno, la calma que surge de una mente desapegada y un Espíritu en paz.
Así como Lao Tse 老子 nos invita a evitar los excesos sensoriales para mantener la claridad, el Yǎn Shén nos recuerda que la verdadera visión no está en lo que captan los ojos físicos, sino en lo que refleja el Espíritu. Es una mirada que ve más allá de las formas, que penetra en la esencia de las cosas. Cuando los ojos están llenos de Shén, la mente no está dispersa ni distraída, sino que se alinea con el Tao, permaneciendo serena y clara, sin ser arrastrada por los estímulos del mundo.
Al igual que el Tao, el Yǎn Shén es una manifestación de la unidad con lo interno, de la simplicidad que, al no buscar, lo encuentra todo.
¡Te esperamos en la próxima clase!