El Damavand, o la cima más rápida de Toni.
En alguna ocasión ya mencioné a mi amigo Toni, recuerdo que fue por su visita el día de Sant Jordi al stand de la Casa del Libro. Mi compañero Toni, mi Maestro de ChiKung Antoni Pifarré. A él posiblemente no le guste que anteponga a su nombre la etiqueta de Maestro, pero alguno de los conceptos que yo atribuyo a quien es merecedor de este título es para aquél que no alardea de ello y con su praxis nos induce a la reflexión y al aprendizaje y él reúne estas premisas a la perfección. Esta ocasión merece un post en el blog de una forma muy especial, ya que pretendo aquí plasmar mis felicitaciones por alcanzar el pasado agosto la cima del Damavand, el volcán más alto de Asia (5.671 metros) ubicado en Irán y junto a dos de sus compañeros Xavi Arias, Oscar Manrique y el guía Alí Fard.
A Toni Pifarré lo menciono en numerosas ocasiones como Maestro de ChiKung, aunque muchísimos lo conocen más por sus proezas en expediciones al Paine, Aconcagua y una larga lista de conocidas montañas, además de por su gran capacidad física en el recorrido y guía en numerosas y fantástica rutas y senderos. Podemos disfrutar de sus compañía con cercanía pero también podemos recrearnos en múltiples audiovisuales o programas televisivos que lo han ensalzado, justamente, como ejemplo de capacidad, esfuerzo y superación. Algunos incluso no solo conocen sus cualidades físicas sino su capacidad mental y energética, en completa sintonía a su praxis, actitud y saber estar.
Muchos de los que se encuentran en armonía con las fuerzas de la Naturaleza y entre ellos los que practican expediciones en Alta montaña, reconocerían en su interior lo que buscan al emprender semejantes aventuras y de una forma casi inconsciente dan así el primer paso y uno tras otro, inmersos en su meditación en movimiento, se van acercando a lo que será esta vez su objetivo: la meta, la cumbre; como la Gran Alegoría que encierra el Camino de Santiago, la cima es el “final de la Tierra” y desde allí anhelan el horizonte, observando el agua o el cielo donde serán purificados, renovados en un nuevo ciclo que les permitirá volver a empezar con más fuerza, descender la ladera para retomar de nuevo la vida, aunque en un estado de superación alcanzado, unas experiencias vivenciadas, que no vividas y que tras esa metafórica muerte les permite renacer emulando al Ave Fénix. Muchos se preguntan lo que esperan encontrar al final de ese Camino o en la cumbre del Damavand, pero os puedo asegurar que Toni ya había alcanzado su cima mucho antes de instalar cualquier Campamento Base. Felicidades a los cuatro.
Os dejo con el vídeo de la expedición y su corta pero simpática y representativa introducción del maravilloso pueblo iraní: